Guardería les P’tits Barberotains

22 SEPTEMBER 2022

Trabajar como fotógrafo en «Los Angelitos», una guardería en un barrio obrero de Santiago, Chile, fue una experiencia inolvidable. El lugar estaba en una calle tranquila, entre casas humildes de paredes gastadas y pequeños patios. Allí, unas 20 niños, hijos de familias trabajadoras, llenaban el espacio con risas y energía. Mi trabajo era documentar su infancia: sus juegos en el patio, las peleas por un columpio o el brillo en sus ojos al descubrir algo nuevo. Fotografiarlos no era sencillo —la luz era suave y ellos no paraban quietos—, pero cada imagen lograda, como un niño corriendo tras una pelota o una niña compartiendo su merienda, valía el esfuerzo.

Lo que hizo este proyecto especial fue la conexión con la comunidad. Como chileno, entendía el valor de las tradiciones que se vivían ahí. Las cuidadoras, con su cariño y paciencia, no solo cuidaban a los niños, sino que unían al barrio. Organizaban paseos al parque cercano, donde los pequeños corrían libres, y celebraciones con cueca, empanadas y sopaipillas, que juntaban a las familias en una mezcla de música y conversación. Esos momentos reflejaban la fuerza de un lugar donde todos se apoyaban.

Los niños me enseñaron a mirar el mundo con asombro, y las familias me abrieron sus puertas como si fuera parte de ellas. «Los Angelitos» no era solo una guardería; era un pedazo de vida, un espacio donde la infancia y la comunidad se entrelazaban. Como fotógrafo, tuve el privilegio de capturar esa magia, y esas fotos siguen siendo un recuerdo vivo de lo que significa crecer en un barrio como ese.